Quien tiene la suerte de haber visitado La Vila sabe que es el lugar más colorido de toda la Costa Blanca.
Estamos seguros que no es casual que Pepe y Maca se enamoraran de un lugar tan especial, y decidieran llenar de vida una antigua y preciosa casita del casco antiguo. Una casa cuya fachada debe por ley estar siempre pintada de un alegre color… ojalá todas las leyes fueran así de bonitas, y ojalá todas las parejas fueran como ellos. Pues parece que tengan magia en los dedos, y van transformando en color y alegría las cosas y personas que tocan.
Así que imaginaros para nosotros el honor que supone ayudarles a que su mobiliario sea más alegre y luminoso. Las sillas de su comedor no podían ser menos, ellas observaban con algo de envidia como otros muebles de la casita iban transformándose….así que sintieron una inmensa alegría cuando llegó su turno.
Lo que desconocían es que sus colores irán marcados por los bonitos tonos del nuevo suelo de baldosas hidráulicas que habían elegido, donde se entremezclaban el granate, el mostaza y el crema, para formar un dibujo precioso. Se emparejaron entonces de por vida las seis sillas, para vestirse una pareja de color granate, otra pareja mostaza y otra madera. Estaban preciosas además con nuevo estampado de sus asientos…. repleto de flores y hojas, como las que abundan en la Vila. La sorpresa final se le llevaron cuando una noche vieron como el dibujo de la tela estampada inundaba la madera de las sillas, haciéndolas aún más mágicas y especiales.
Cuenta le leyenda que aunque inapreciable, todos los años crecen un poquito las plantas dibujadas, y es que lo que la gente desconoce es que son como el corazón de sus dueños, que se desborda cada día sin que ellos puedan verlo.
Números de serie: -374-, -375-, -376-, -377-, -378- y -379-
Material: Madera de haya.