Las décadas pasaron, y esta bonita mesa iba viendo cómo aumentaba la familia de sus dueños, primero los hijos y luego los nietos. Se sentía feliz y dichosa, pues a su alrededor la familia pasaba momentos inolvidables. Lo que más le gustaba era las navidades, pues como por arte de magia sobre ella aparecían los regalos. Qué ilusión más grande ver a aquellos niños abriendo regalos, jugando y disfrutando tantísimo, y siempre sobre su fiel regazo.
Con el paso del tiempo la mesa fue envejeciendo, y por también sus dueños, que cada vez estaban más mayores. Un día desaparecieron, primero uno, luego otro. Cuando vio que los hijos y nietos del matrimonio se repartían algunas cosas de la casa pensó que su hora había llegado también…Cuál fue su sorpresa cuando la nieta Marta dijo: -¡yo quiero la mesa de los abuelos!, junto a ella he compartido momentos inolvidables con toda la familia, las mejores conversaciones con los abuelos a la hora de la merienda, y un sinfín de horas en la mejor compañía-.
Retiramos el viejo barniz de su madera, y una vez desnuda la engalanaron con los colores que mejor combinaban con su mármol. Encolamos de nuevo su estructura para hacerla más fuerte y robusta. Ahora ya no se sentía vieja, si no totalmente rejuvenecida y más bonita que nunca.
Un trocito de la historia de los abuelos de Marta permanecerá junto a ella, en el salón de su casa, donde de nuevo su familia volverá a reunirse a su alrededor.
Números de serie: -405-
Material: Madera de haya y sobre de mármol.