Querida antigua mecedora, ¿cuántas veces habrás balanceado a aquellos que en ti buscaban el refugio de tu acogedor regazo? Seguramente será porque nos balancean desde que nacemos, en brazos y en la cuna, que nos reconforta y tranquiliza el suave vaivén que sólo una mecedora como tú puede ofrecernos.
Si algo tenía claro Soraya es que tú merecías tener una segunda vida, y que esa vida la compartirías con ella. Te había visto desde niña en casa de sus abuelos y no podía imaginar mejor recuerdo de ellos para su casa. Jamás pensaste que vivirías en un piso moderno con vistas a la Ciudad de Las Artes y Las Ciencias de Valencia, y que lucirías con orgullo tu singularidad en el luminoso salón de la nieta de tus dueños… Aunque hay algo que nunca tendrías claro, y es que si toda esa luz proviene únicamente del ventanal o también de la eterna sonrisa de Soraya.
Muchas personas tienen en sus casas una mecedora, pero bien sabes que pocos lucirán una tan original como tú, con tu precioso diseño que ahora la gente joven etiqueta como «retro» o incluso «escandinavo», con toda la estructura de madera maciza de haya, ¡y que además es plegable!, sin duda esta última característica fue algo muy novedoso para la época en la que te crearon, y aún hoy en día sigue sorprendiendo a los que te contemplan.
Fueron muchas horas de trabajo, lijando tu viejo barniz, protegiendo tu madera de la carcoma que había comenzado a ser de las suyas en tu bonita estructura, reajuastan tus engranajes, barnizándote y tapizándote de nuevo…
Todo el esfuerzo valió la pena, pues comenzaste a lucir con más fuerza y belleza que nunca. El color elegido para el tapizado era un intenso y bonito rojo, un tejido diseñado para aguantar muchísimos años ofreciendo cobijo a todo el que quiera mecerse y sumergirse de lleno en un pieza con tanta historia como tú. ¡Bienvenida a tu nueva vida!
Número de serie: -415-
Material: Madera de haya y tapizado de piel sintética.