La vieja banqueta llevaba décadas olvidada, era sin duda un pieza preciosa con toda su madera tallada a mano, pero el paso del tiempo la había convertido a los ojos de sus dueños en un «trasto» al que no le encontraban ya hueco en la casita del barrio valenciano de Marxalenes.
Sentía la triste certeza de que terminarían deshaciéndose de ella, lo que no imaginó nunca es que le buscarían un nuevo hogar, la pusieron en venta y siempre que alguien abría la puerta de la casa, esperaba ver entrar a sus nuevos dueños.
No tardaron en llamar a la puerta para recogerla, pero lo más increíble es que aún no estaban allí sus futuros dueños, ellos la esperaban a cientos de kilómetros de aquel lugar. Y es que desde Bacelona, Pep y Eulàlia se enamoraron de las fotografías que Patricia les mandó de la banqueta, tan bonita y con tantos años de historia detrás, tomaron medidas del espacio que tenían reservado para ella y ¡Bingo! cabía la perfección.
Así que quien preguntaba por ella era Juanvi, un joven artesano que la llevó a su taller dónde pasaron muchas horas despojándola de su viejo barniz, taparon también algunos agujeros de carcoma y hasta la llevaron a una cámara para evitar que ningún bichito recorriera su interior.
Luego las manos de un viejo y experto tapicero la vistió de un azul brillante y suave. Patricia, que también pasó muchas horas repasando y perfilando los rincones de su madera, había recorrido muchas tiendas del centro de Valencia buscando telas y ésta sin duda era una de sus favoritas.
Además como el tapicero no encontró un color de pasamanería en su tapicería que fuera acorde con ese intenso azul, Patricia y Juanvi volvieron al casco antiguo de la ciudad para encontrar en un local de décadas de historia en el sector textil, ese remate final para una pieza tan coqueta y singular.
La protegieron con todo el mimo para que no sufriera nada en su viaje hasta Barcelona, esperaba ansiosa ver a aquellos que la habían querido y apostado por ella incluso cuando no estaba tan bonita como lucía en ese momento.
Ahora, cuando entras en el dormitorio de Pep y Eulàlia, la banqueta luce con orgullo y emoción su aspecto renovado, no puede estar más agradecida…nunca creyó en que se le diera una segunda oportunidad, y menos que esa oportunidad fuera la de continuar su historia, con una familia tan bonita y que ama tanto las piezas únicas y distintas.
Números de serie: -412-
Material: Madera de haya